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“SEPTEMBRE EST LÁ, L’ÉTÉ S`EN VA”. José María Rodríguez Díaz (2010)


    Crónica por José María dun verán en crise, seguida de múltiples preguntas sobre o futuro próximo de Ribadeo.

“SEPTEMBRE EST LÁ, L’ÉTÉ S`EN VA”

• Publicado por jmrd_ribadeo a las 14:23

Con estas palabras evocaba apenada Mireille Mathieu su efímero verano en Atenas. Como ella, también nosotros lamentamos el fin de un verano más que se va de nuestras vidas sin pena ni gloria, sin dejar huellas indelebles. Los turistas, huyendo de la rutina del trabajo y de la monotonía de su vida diaria, invadieron masivamente una vez más nuestras calles y playas, sino con la alegría de otros años, sí dispuestos, al menos, a disfrutar de los recursos de nuestra tierra: mar, playas, parajes exóticos de nuestra comarca, patrimonio histórico-artístico y, como no, la exquisita gastronomía gallega. Faltaron, eso sí, las tradicionales colas de gente esperando por las exquisitas raciones de pulpo en los locales especializados, y en las terrazas de los bares no hubo los llenos de otros veranos pasados. Eran las secuelas de la crisis. Esa crisis que a todos afecta, menos a la Casa Consistorial. El gobierno municipal de Ribadeo, en su papel de animador social y fiel al slogan romano del ‘panem et circenses’, sigue el ritmo incansable de años pasados, promoviendo actividades vulgares, como si la crisis no fuera con el, divirtiendo al pueblo con su política de ‘fiestas, ferias y mercados’.

Hasta los pronósticos sobre la vida política de este concejo se han tomado un descanso y siguen ausentes de los mentideros. Los partidos políticos siguen agitando los dados de sus candidaturas, reacios a dejarlos caer sobre el tapete y observar la cara que ponen los ribadenses ante las sorpresas que nos deparan. algún candidato, más madrugador, parece que se dispone a revivir sus gestas pasadas, esta vez en la lista del PSOE, dispuesto a asumir aquello que decía el emperador Vespasiano cuando, postrado en el lecho del dolor y sintiendo que llegaba su hora, se puso de pie pronunciando aquella famosa frase: ‘Decet imperatorem stantem mori’, ‘el emperador debe morir de pie’. Los demás partidos pronto descubrirán sus cartas, prestos a conquistar la adhesión popular. Darán a conocer a sus nuevos candidatos y con ellos sus proclamas para convencer a los electores de que en su programa está la salvación del pueblo. Y, como siempre sucede, les prometerán el paraíso para luego hacerles pasar un infierno. Sin que la vergüenza cubra de rubor sus mejillas y con boca ahuecada pregonarán sus mensajes presentándose como salvadores ‘do pobo’. Y enfrente, un pueblo callado en el que ‘cada un mira polo seu’, caminando con la cabeza baja y lana contra lana, escarmentado de tantas promesas fallidas y pensando en cómo superar sus problemas diarios. Un pueblo, acostumbrado a vivir de espaldas a un concejo que constantemente lo ignora y que el pueblo no siente como suyo, un concejo que hace y deshace sobre los avatares de la vida social de la comunidad, guiado únicamente por sus intereses partidistas, sin preguntarle qué piensa o cómo quiere que se resuelvan las cosas. Y es así como los próximos horizontes políticos de Ribadeo pintan de negro si no aparece un candidato a alcalde dispuesto a ejercer de tal, sin dar pábulo a la vanidad, y que no necesite de la política para aumentar su prestigio o su economía. Un hombre libre, con esa libertad que da el no necesitar ni desear nada. Una utopía en estos malos momentos que corren para Ribadeo.

Y mientras los turistas y forasteros se pasean por la villa, admirando sus bellezas o criticando sus fallos, y disfrutando gratuitamente, como niños con un juguete, de las maravillas del ascensor de la Atalaya que les traslada en un santiamén y gratuitamente desde el puerto a la villa, mientras que no le pase como a las fuentes del parque, en la Casa Consistorial los funcionarios siguen alborotados.

Alborotados y enfadados, impugnan los Presupuestos en los tribunales y protestan porque el alcalde se niega a darles el dinero que piden. El reparto de unos 68 000 euros, fruto de las debilidades y cobardías de los regidores y de la excesiva avaricia de los trabajadores. Un pulso que, al igual que le ocurre al Ministro de Fomento con los controladores, aquí se está jugando entre el alcalde y los trabajadores del concejo. ¿Quién ganará? ¿El pueblo, representado por el alcalde, o los funcionarios?

Y mientras, en la villa hay gente indignada, ignoro si con razón o sin ella, contra el alcalde por la cesión a un club de un espacio público en Cabanela para la celebración de sus fiestas privadas, amenizadas con la coral polifónica y negando el acceso al público ribadense. ¿Estamos, acaso, ante un solapado paso más, dirigido a la privatización de todos los espacios públicos portuarios? Y finalmente, mientras se espera el desarrollo de los próximos acontecimientos políticos, el reloj solar de O Cargadoiro sigue marcando a ritmo lento, con su pequeña aguja mutilada, el paso del tiempo, interrumpido en la villa por los cuentacuentos, grafitis, musiqueos y demás entretenimientos populares. Lento, como lentas van las obras de la calle de San Lázaro que se están ejecutando con apenas cuatro trabajadores; un número insuficiente para abreviar la duración de la obra y permitir nuevamente la circulación por las calles afectadas, en unos momentos de alta densidad de circulación para una villa con un tráfico desordenado e incómodo.-

José Mª Rodríguez


 

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