Unha lembranza da situación do concello de Ribadeo en 2009, con goberno en minoría.
Sábado, 09 de mayo de 2009
SIGUE EL FOLCLORE
• Publicado por jmrd_ribadeo a las 10:05
Nada me gustaría más que dedicar mi tiempo y este espacio a cantar las virtudes y los aciertos de un gobierno dedicado a administrar con sensatez y sentido los recursos de nuestro concejo. Nada me gustaría más que poder decir que disfrutamos del mejor gobierno posible. Pero la realidad que observo todos los días me llena de dudas y me hace pensar que vivo engañado. Son tantas las sombras proyectadas por su gestión que no permiten calificarlo con un sobresaliente.
Tampoco se trata de condenarlo como el peor de todos los que hemos sufrido. Ni mucho menos. No se puede ocultar lo que es evidente. Y es evidente que este grupo político está gobernando en solitario, con importantes limitaciones, únicamente con cuatro personas, de las que sólo una tiene dedicación exclusiva. Con tan poca gente al timón, no es fácil sacar adelante sin defectos una gestión tan compleja como es la de un concejo que se echó sobre sus hombros una carga, a veces inútil, de tantos servicios y obligaciones. No faltarán quienes digan que ellos lo hicieron mejor. Pero en todo caso, disponían de una plantilla más numerosa para afrontar la situación. Y tampoco faltó quien, pudiendo hacerlo, como fue el alcalde anterior, ni siquiera tuvo valor. Pero a pesar de sus muchos defectos hay que reconocerle otros valores, como los de la seriedad, la firmeza y la honestidad, tan escasos hoy en la clase política.
Pero mi papel, como comentarista de la vida local, no tiene como misión la de ser turiferario, sino la de ofrecer mi visión de las cosas, en este caso de la gestión que se está realizando desde el concejo. Y aún reconociendo los evidentes méritos de los que hice mención, no puedo por menos de expresar mi opinión sobre ciertos defectos y actitudes que se podrían evitar y aún mejorar.
No pretendo ser exhaustivo en la enumeración de mis apreciaciones, porque son muchas. Apreciaciones que, por otra parte, no dejan de ser personales, con todos los defectos e inconvenientes que eso puede tener. Pero, al fin, es el derecho que uno tiene a expresar sus opiniones, aún a riesgo de que estén equivocadas.
Pero me gustaría decir, ciñéndome a lo que creo más importante, que no me parece que se esté gobernando con la austeridad que requiere la situación actual. En mi opinión, las circunstancias actuales están exigiendo una drástica reducción de los gastos en la actividad del concejo y un mayor esfuerzo en el trabajo. No comprendo como, en este momento en que redacto este mi comentario, que son las diez y media de la mañana, estén encendidas las luces de la isla Pancha. No se trata de valorar la cuantía que este ahorro supone, que también, sino de demostrar una actitud diferente en la administración. No comprendo tampoco que, después de todo lo que se privatizó, sea necesaria la contratación de más personal para las oficinas. En todo caso, creo que haría bien el concejo en desprenderse de tantos programas folclóricos que no son estrictamente necesarios en una gestión municipal austera. Pues el fin de una buena gestión no es hacer más cosas que los anteriores gestores, sino hacer lo imprescindible y hacerlo mejor. No sería un mal objetivo proponerse como tema prioritario, abandonando otros muchos programas folclóricos, sanear la economía municipal con un ahorro sin concesiones. En una palabra, apretarse en serio el cinturón despojándose de tantas actuaciones superfluas. Y en esto, este gobierno, al igual que lo hicieron los de los últimos años, deja mucho que desear.
La multiplicación progresiva de actuaciones folclóricas, cursillos y celebraciones, sobre todo en estos tiempos que corren y con el concejo sin blanca, me parece una actitud suicida que acabaremos pagando entre todos. No me valen las disculpas exculpatorias de que son actuaciones subvencionadas y no le cuestan nada al concejo. Al fin, se trata de dinero público, que sale de nuestros bolsillos, sin mencionar lo que supone de gasto en energías humanas que podrían estar dedicadas a otros menesteres y áreas abandonadas. Eso sin mencionar las evidentes consecuencias que se derivan: una inevitable subida de impuestos, lo que no es deseable en estos momentos y el no poder hacer frente, por falta de fondos, a otras graves necesidades como son, entre otras, la construcción de viviendas sociales y un buen geriátrico para la comarca.
Ojala estas breves consejos sirvieran de reflexión para una revisión de actitudes en la gestión municipal. Con ellas, a imagen de Sansón, que reunió 300 zorras y poniéndoles una tea encendida en la cola las soltó por el campo para quemar los trigales de los filisteos, yo pretendo quemar tanta paja inútil que se gestiona desde el concejo para implantar otra forma de hacer, más seria y austera. Pero, mucho me temo que me pasará como a la sobrina y al ama de Don Quijote cuando trataban de convencerle para que abandonara el intento de volver a la caballería andante. ‘Todo era predicar en desierto y majar en hierro frío’.