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RETROCESO ALARMANTE DE RIBADEO.- Por Víctor Moro (2006)


   Este artigo foi publicado no blog o Cargadoiro, de José Mª Rodríguez Díaz o 14 de setembro de 2006. Inclúoo como parte da reprodución do blog de José Mª que estou a facer, pero naturalmente non queda incluído no listado das súas obras. Inclúo ligazóns postas por min.

   Polo tema trado, lembrar que en 2006 estaba na alcaldía Balbino Pérez, despois de telo estado durante dous mandatos José Carlos Andina.

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/d3/Victor_Moro.jpg 

RETROCESO ALARMANTE DE RIBADEO.- Por Víctor Moro

Con los años y la distancia física que no afectiva, reviven vigorosos los recuerdos de la infancia y de la juventud ya lejana, confirmando con el poeta que ‘la patria del hombre es su infancia’. Cada día tengo más presente mi Ribadeo de lo primeros años treinta con toda su amplia diversidad social, cultural y política, en un clima de progreso y prosperidad compartida, truncada dramáticamente y recuerdo, en lamentable comparación con nuestra postergación actual, a muchos ribadenses entregados generosamente a la defensa y mejora de la villa y de sus gentes.


En más de una ocasión me referí a aquel Ribadeo con Instituto Nacional de 2ª Enseñanza que don Manuel Becerra, ministro de la 2ª República, había elevado de categoría a partir del Instituto Local, años antes promovido por Calvo Sotelo, trayendo a Ribadeo un grupo de brillantes catedráticos de 2ª Enseñanza que elevaron el tono cultural de la comarca y se hicieron presentes activamente en manifestaciones diversas. También a nuestro partido judicial perdido, hoy en Mondoñedo; a nuestro nivel sanitario de iniciativa privada, actualmente de titularidad pública, mal dotado y con deficientes instalaciones; a nuestros seminarios en permanente reivindicación de los intereses locales; a nuestro rango pesquero y marítimo hoy crepuscular; a nuestras sociedades recreativas y culturales; a las distintas y exitosas actividades deportivas en pugna balompédica por el occidente astur; a los coros gallegos y a las brillantes representaciones teatrales autóctonas. Ribadeo destacaba por su pujanza ciudadana y su potencial progreso en toda la amplia comarca mariñana.


Quedan muy lejos la pujanza naviera ribadense o los balbuceos industriales en la casa fábrica, hoy Teatro decrépito y abandonado, o los truncados sueños de prosperidad en torno a la explotación minera de Villaodrid, con el desaparecido ferrocarril que festoneaba el Eo en recorrido paisajístico tan hermoso como desconocido. Los empeños ferroviarios ribadenses desde Villafranca no prosperaron. El ferrocarril de la Costa no cruzó la Ría por el Costal a Castropol como mejor solución para salvar el estuario. Los sueños renovados con la CEPAL, que movilizó la ciudadanía en manifestación popular, se los llevó el viento de la apatía, de la falta de apoyo público, que continúa en la actualidad.


Los intereses de Ribadeo, sus verdaderos intereses, en manos de representaciones municipales más ocupadas en la refriega partidaria que en promover el progreso del municipio, conducen a esta situación de apatía que todo lo envuelve. En Ribadeo se desarrolla un urbanismo desaforado en connivencia destructora entre promotores y municipio, cualquiera que sea su mayoría política. Se prodigan especulativas alturas, cual ocurre en la travesía desde el Parador al Jardín o en la carretera del muelle, hoy Calvo Sotelo, convertidas en tuberías atosigantes e inhumanas.


Actuaciones aberrantes como la desarrollada sobre el solar de la casa de Piñón, cerrando la visión a la ría o con la casa de los Barreiro también sacrificada, siguen amenazando el futuro urbanístico con promociones innecesarias, mientras edificios singulares como la Aduana Vieja o el de las Monjas en la Trinidad se derrumban lentamente. Las casas colgadas sobre Espiñaredo son ejemplo del feismo al uso también presente en la esquina de Lage en el Cantón. Incomprensiblemente Rodríguez Murias o Ramón González no fueron ensanchadas cuando hubo oportunidad de hacerlo. Las grandes posibilidades de expansión racional de Ribadeo sobre tierras de Obe, Villaselán y Piñeira no se consideran y viviendas unifamiliares se prodigan dispersas sin la más mínima ordenación ni visión de futuro. La Plaza de España, el Campo para los viejos ribadenses o también los Salones Gardeta, en recuerdo del alcalde que los concibió, sigue cruzada por la carretera de Asturias sin la iniciativa de un estacionamiento subterráneo que resuelva la precariedad actual y lo convierta en el más noble espacio ciudadano de la villa.


Evidentemente se trata de actuaciones que requieren financiación pero para eso está la gestión municipal, hoy limitada al arreglo de algunas calles peatonales, a un ridículo estanque en las cercanías del Parador o, según me dicen, un posible elevador desde Porcillán a la Atalaya de dudosa utilidad o a la colocación de monecos que, sin considerar su calidad artística, están mal emplazados. Los cocos se pierden contra la capilla de San Roque e Ibáñez no acaba de bajar las escaleras en huída premonitoria de su viejo palacio.


Un municipio exige gestión. Un programa de objetivos ambicioso. Ribadeo no gozó de la atención del gobierno de Fraga y todo parece que continúa igual con Touriño, que pasó por Ribadeo ignorando incluso nuestra toponimia. Los planes comunes astur-galaicos siguen sobre el papel ante la pasividad municipal. No hay iniciativas de asentamientos por carecer de un parque empresarial adecuado. No hay impulsos oficiales que reaviven el tono cultural, el progreso y la mejora de renta hoy muy baja. Fuera de la movida de los fines de semana, sin más relevancia que sus efectos ruidosos insoportables, la vida de Ribadeo, tras la corriente efímera del turismo veraniego, entra en letargo adormecedor sin vida ni aliento de progreso propio. Hay quien destaca su importancia como enclave de servicios con atractivo náutico veraniego en torno a la ría, hoy seriamente amenazada por los arrastres que provocan las instalaciones marisqueras de la ribera asturiana. O sea sujeto pasivo de actividades estacionales ajenas, sin potencial autóctono en la industria, en la pesca, en la agricultura o en sectores adecuados a sus características, que generen puestos de trabajo fijos y salarios en consonancia. Bien está el breve turismo estacional pero sólo con esto seguiremos languideciendo.


Las noticias de prensa con que inicio estas letras deben llevarnos a reflexión. Mientras otras villas promueven estudios universitarios Ribadeo sigue en el letargo ineficaz. Nos perdemos en diferencias partidarias estériles sin gestión apreciable en estamentos provinciales, regionales o estatales que nos ignoran. La ausencia de gestión es alarmante. Salvo hermanamientos intrascendentes que concluyen con una copiosa comida, Ribadeo no progresa en ningún campo, lamentablemente ocupado en destruir cuanto la naturaleza tan generosamente nos regaló.


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