Foto de Quique Curbelo de la agencia EFE. Puerto de Arguineguín en el sur de la isla de Gran Canaria. |
EL SUEÑO DEL INTERCAMBIO
Nosotros, tan gesteros pero tan poco alegres,
raza que sólo supo
tejer banderas, raza de desfiles,
de fantasías y de dinastías,
hagamos otras señas.
Claudio Rodríguez
Hubo una vez una guerra terrible en este país. El ganador acordó con una confesión religiosa la entrega del sistema de enseñanza del país a cambio del apoyo ideológico y el respaldo moral al régimen. Acordaron entre las dos partes la creación de un sistema político que se llamó Nacionalcatolicismo. Ellos mismos lo titularon así.
Han pasado ochenta años y aquel pacto sigue en pie en la mentalidad de muchos españoles. España y yo somos así, señora. No crean que me refiero al debate de la nueva ley de educación. O no solamente. Pervive en la forma que adopta la política en esferas tan lejanas como la educación, la vida sexual particular de los ciudadanos o el propio estilo de debatir. Debatimos los españoles buscando siempre enjaretar culpabilidades y propósitos de enmienda a los ajenos. En poner fronteras entre el bien y el mal antes que tratar de elegir los caminos más transitables de lo común. Queremos autopistas hacia el cielo para nosotros o hacia el infierno para los que nos caen mal y no dudamos en anatemizar a quienes osan buscar puntos de encuentro en el purgatorio. En días pasados a Manuela Carmena le cayó la del pulpo por decir la obviedad de que tenía amigos votantes de Vox que eran excelentes personas. Se enfadaron tanto los de izquierdas como los de derechas. A unos les parecía una traición o los otros una burla. Eso da cuenta del sectarismo que atenaza a nuestra sociedad. Estoy viendo estos días cómo se llega a emplear a los niños de las escuelas concertadas en militantes de la oposición a la nueva ley y promueven estos movimientos aquellos que pusieron el grito en el cielo por la movilización de los niños en Cataluña durante el “procés”.
Es lo que hay y a mi edad debería estar vacunado. Pero no hay laboratorios trabajando contra ese virus como contra el de la Covid. Un espectáculo lamentable por otra parte como se está llevando el asunto este de las vacunas. Luego nos quejamos de que crezca el porcentaje de personas que dudan sobre si ponerse o no la próxima vacuna. Vemos cómo el gran jefe de un laboratorio pone a la venta sus acciones al día siguiente del anuncio de su éxito. O como el laboratorio competidor sube la eficacia de su invento tres puntos por encima del primer anunciante iniciando una carrera olímpica en la que día a día se suman participantes. Las bolsas suben bajo el impulso de unas cuantas notas de prensa y los gobiernos planifican sus proyectos dando por buenos los plazos inventados.
Y ahora vayamos por el sueño de la semana. Debe estar muy influido por las constantes escenas de los telediarios y los periódicos relacionadas con la llegada de cayucos y pateras a las costas del sur de Canarias. Un espectáculo deprimente que está demostrando que el concepto de seguridad de las fronteras está desprovisto de sentido. Pero no me quiero parar en eso. Es un debate largo y lleno de trampas.
El sueño transcurre en una especie de despacho en algún lugar del centro de Madrid. Entre varios amigos hemos montado una ONG que se llama Personas que se mueven por un mundo nuevo.
La idea consiste en intercambiar africanos del Sur del Sahel que quieren venir a Europa por europeos que quieren instalarse en África para vivir sus jubilaciones o para desarrollar modelos de vida sostenibles.
Todo nace de un sueño premonitorio anterior en el que se me ha debido ocurrir. Le cuento el sueño dentro del sueño a un señor que conozco en el metro, sitio donde no viajo nunca. Es un empresario mayor como yo, que empezó su carrera en África. En Guinea Ecuatorial. Y es un enamorado de aquellos países. Se dedicaba a la madera y al transporte.
De ese encuentro vamos estación a estación conociendo nuevos voluntarios. Recuerdo solo a unos pocos pero me da la sensación de que han sido muchos. Religiosos como el padre Antonio de la parroquia de Santa Feliciana. Unos militares que llevan un tiempo con una idea parecida. Un señor con una idea maravillosa que consiste en utilizar paraguas baratos chinos como materia prima para hacer bicicletas. También se apunta un carterista que quiere abrir una universidad del delito no violento en África.
El caso es que termino siendo como una especie de jefe de esa banda de subnormales. Incorporo para desarrollar la idea al grupo a amigos míos. María Antonia que sabe mucho de África porque es presidenta de una importante asociación de amigos de África. Y a Taboada que es presidente de los amigos del Sáhara y que, además, es el abuelo de Manolita. Tenemos apoyo del gobierno y de la oposición. Hasta de Vox, milagrosamente. He tenido que utilizar para ello a un viejo amigo del viaje de los poetas al Sahara en 1981.
Las familias de los que vienen y los que van son fundamentales. Se convierten en una especie de red de apoyo a los viajeros. Se comprometen a ayudar y cuidar a los que lleguen.
Parece que por cada viajero que marcha a África otro es autorizado a viajar a España. Tienen como destino primero la casa familiar de los participantes del otro continente. Es una especie de aclimatación para aprender el idioma y las costumbres locales. Luego ya cada uno tiene libertad para moverse por el país.
Entre los colectivos que viajan a Europa hay médicos, trabajadores, de todo. Y entre los que quieren ir a África un montón de jubilados, de periodistas jóvenes sin trabajo, admiradores de Javier Reverte y hasta políticos de las organizaciones juveniles de los partidos, de todos. Creen que ha llegado el momento de cambiar las reglas del juego.
Me desborda tanto el trabajo que me despierto.
Verdaderamente un gran sueño.
Hasta la semana que viene. Pasaré lista.
Besos
Ángel
Posdata
¿Sabían ustedes que el proyecto de nueva ley de educación elimina la asignatura de Ética en los institutos?
Eso no parece haber llevado a nadie a mover el trasero para protestar.
Y para compensar. Ayer por una amplia mayoría parlamentaria fue aprobada la reforma de las pensiones propuesta por el Pacto de Toledo. A veces se puede. Hay que contarlo todo.