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CEDOFEITA Y CUBELAS, DOS CARAS DE UNA CRISIS. Artigo de José Mª Rodríguez Díaz


Crisis en la Iglesia. Crisis que marca el final de una etapa y el
comienzo de otra. La confrontación entre lo viejo y lo nuevo.
Tradición o Evangelio. Ha llegado la hora de elegir nuevos caminos.
Las ventanas abiertas por el Concilio Vaticano II han dado estrada a
un nuevo aire fresco en la Iglesia. Ventilación renovadora de una
atmósfera contaminada por las adherencias de una larga etapa pasada.
Un dilatado período en el que la Iglesia fue víctima de los
despojos y escorias adheridas a lo largo de sus dos mil años de
andadura. Vicios y corrupciones que la han alejado del mensaje de
salvación de su fundador.

Y, como todas las crisis, la que hoy padece la Iglesia tiene
vertientes opuestas. Posturas enfrentadas, con sus correspondientes
mentores a veces en abierta oposición entre sí. Actitudes
conservadoras e inmovilistas las unas, patrocinadas por los
defensores de la “Ecclesia semper idem” como la definía Juan
Pablo II. Frente a las progresistas y renovadoras las otras, apoyadas
por los defensores de la “Ecclesia semper reformanda” como la
calificaba Karl Barth. Mentores de las primeras, los acomodados
sectores conservadores, los clérigos involucionistas, respaldados
por no pocos poderosos jerarcas. Su lema: “nihil innovetur nisi
quod traditum est”. Inspiradores de las segundas los sectores
aperturistas, encabezados por el papa Francisco y las reformadoras
Comunidades de Base. Su lema: “Una Iglesia pobre para los pobres”,
Franciscus dixit.

Oscilaciones e indefiniciones instaladas en el ámbito de sus
teologías y de sus prácticas litúrgicas. Titubeos y vacilaciones
alojadas en sus estructuras y en sus principios morales.
Cuestionamientos apostados en sus posturas económicas y hasta en sus
expresiones artísticas.

Imágenes testimoniales externas, expresivas de esas dos vertientes,
no faltan en nuestro entorno cercano. Símbolos representativos de
esas dos posiciones distintas. El templo de Cedofeita, por un lado.
Una imagen plástica de esa vertiente inmovilista y decadente. El
estado de conservación de este templo, tanto en su espacio interior
como en su porte exterior, atestigua esa imagen de abandono y
desidia, que corrobora la crisis propia de la decadencia del final de
una etapa.

Pórtico Cubelas. Vista interior.

Su imagen opuesta, la iglesia de Cubelas. Un templo de finales del
siglo XVII, con su fachada reedificada un siglo después. Por
iniciativa de sus feligreses, que supieron involucrar en su
aspiración restauradora a las distintas administraciones, brilla hoy
renovada la nueva imagen de su singular pórtico. Un magnífico
pórtico, abierto por sus dos lados, que acaba de ser objeto
recientemente de una excelente restauración. La recuperación de sus
tres arcos primitivos, correspondientes a las tres naves interiores
del templo, acaba de devolver este pórtico a su estado original para
recobrar así su figura y esplendor inicial. Y la pila bautismal en
el centro del pórtico simbolizando que el bautismo es la puerta de
entrada en la iglesia. Una muy acertada iniciativa de restauración
de los feligreses de Cubelas, que sus vecinos de Cedofeita y de otras
muchas parroquias deberían imitar. 


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