A conto da nova liña eléctrica, que estaba a dar os seus primeiros balbuceos, fala aquí José María dun tema fundamental, o coñecemento público dos asuntos públicos. Un tema non solucionado a día de hoxe en Ribadeo. Un tema, que segundo José María apunta, estaba mellor tratado na idade media que agora.
Sábado, 18 de abril de 2009
TRANSPARENCIA EN LA GESTIÓN DE GOBIERNO
• Publicado por jmrd_ribadeo a las 10:46
Las promesas de información y transparencia en la gestión son una constante en todos los candidatos a las alcaldías en la convocatoria a las urnas. Después, una vez conseguido el poder, muchos dejaron que sus promesas se volatilizan como el humo de un cigarrillo para hacer de la ocultación y del secretismo la norma de su conducta en el gobierno. Disculpen mis amables lectores que no haga mención de los muchos ejemplos que podía ofrecer acerca de alcaldes que utilizaron tales promesas en sus programas electorales que luego incumplieron en su gobierno, engañando así a la gente. Aunque no les será difícil identificarlos.
Está de actualidad estos días en Ribadeo el tema del tendido eléctrico de alta tensión, desde Rego de Galo hasta Reverte, para dar suministro al Polígono Industrial y demás infraestructuras programadas para la costa. Un tema que, pudiendo haberse desarrollado por los cauces normales de transparencia e información desde el principio, está derivando en unas graves connotaciones de enfrentamientos y choques con el colectivo de vecinos afectados. Un problema que se pudría haber evitado si desde el concejo se hubiera transmitido con total transparencia la información a la que los vecinos, como posibles afectados, tenían derecho.
Una transparencia informativa que el alcalde actual proclamó cuando en su programa electoral prometía “diálogo y comunicación directa con los vecinos”. Pero la actitud de discreción y sigilo con la que, a veces, suele encubrir el alcalde muchas de sus actuaciones en función de su éxito, chocan con esta promesa. Discreción y sigilo que pueden ser un requisito indispensable para un confesor, pero que no se ajustan a la transparencia que deben revestir las actuaciones de un alcalde cuya misión es servir a la comunidad de vecinos con una gestión clara y transparente. Pues sin transparencia no puede haber diálogo ni comunicación.
Se le acusa de disponer de información sobre este tan discutido trazado desde hace ya más de un año. Una información que él, muy sutilmente, ocultó y sigue aún ocultando a los vecinos y a los afectados por el paso de este tendido, quebrantando así sus propias promesas electorales y limitando así el estrecho margen de defensa que tienen los afectados.
Justifica su actitud el alcalde diciendo que lo hizo guiado por un alto sentido de responsabilidad en la gestión. Y no dudamos de su rectitud de intención, pues lo que pretendía con ello era, sin duda, asegurar el resultado final de los objetivos y en el menor tiempo posible. Una loable intención, pero no a costa de los ciudadanos.
Cuando la ocultación encierra engaño, aunque sea piadoso, es intrínsecamente perverso. Porque hay veces, y una de ellas es esta, en las que el fin no justifica los medios. Es decir no se puede actuar con engaño para conseguir un bien deseado. Porque, ¿hay compromiso mayor para un alcalde que el informar puntualmente a los vecinos, que son los que lo eligieron, los que le pagan por la gestión y para quienes se comprometió a gobernar? ¿Puede haber una norma o compromiso que fuerce a un alcalde a engañar a los ciudadanos?
Si los alcaldes, que ejercen una autoridad delegada, son depositarios de la voluntad popular no deben gobernar según sus propios deseos, ni sustraer a los vecinos la información que necesitan. No deben utilizar estrategias que vulneren el principio de transparencia que debe regir en todas sus actuaciones. Si los alcaldes no representan a las empresas, sino a los ciudadanos, se supone que su misión no es defender los intereses de las empresas a costa de los vecinos, sino conocer cual es la voluntad y los deseos del pueblo y actuar en consecuencia, aun a costa de la eficacia y del resultado final. En democracia el principio de la transparencia debe prevalecer sobre el de la conveniencia. Aunque la transparencia no ha de estar reñida con la prudencia ni con la discreción, que son las cualidades de una buena gestión.
Estas situaciones traen a mi memoria con añoranza aquellos tiempos lejanos del Ribadeo medieval cuando los vecinos eran convocados a los plenos, al son de campana tañida, en la capilla de la Atalaya y tenían presencia, voz y voto en las decisiones y los acuerdos. Eran tiempos de los que esta democracia, y con ella los alcaldes que nos gobiernan, tienen mucho que aprender.-