Outro artigo co mesmo título foi escrito un ano antes. Neste caso, trátase de unha inxerencia dalgún político que pretende que os políticos teñen a exclusividade non só de participación, senón mesmo de opinión. Secuestro do pobo que non aparece só nesta circunstancia, senón, como José María apunta, en moitas máis, ninguneando o que se chama democracia. E facendo que o ‘que se presenten ás eleccións’ sexa unha mostra máis do engano electoral dunha eleccións que s epretenten mangonear.
Viernes, 16 de mayo de 2008
CALLA, PUEBLO, CALLA
• Publicado por jmrd_ribadeo a las 17:13
Los comentarios vertidos por el portavoz del PP de Ribadeo en la emisora local ‘Onda Cero’, el pasado día 12 de mayo, criticando las actuaciones de ciertas asociaciones vecinales sobre la nave en el puerto de Mirasol, no me parecieron afortunados. En ellos criticaba este portavoz la participación ciudadana en la vida pública de nuestro concejo. Opiniones relacionadas, en este caso, con el proyecto de construcción de una macro nave en el puerto de Mirasol de Ribadeo. “Para opinar ya estamos nosotros”, decía, negándoles así el derecho a opinar sobre este tema y olvidando que el verdadero protagonista de su propio destino es el pueblo, del que los políticos sólo son representantes. Unas declaraciones equivocadas, que ciertos políticos gustan de compartir, olvidando que, aunque la voz del pueblo no necesariamente represente criterios de verdad en todos los casos, en democracia ha de ser respetada.
Las democracias occidentales, como forma política de gobierno, tienen su fundamento en el principio de que el pueblo es soberano en sus decisiones y es el único depositario del poder, que lo ejerce por medio de sus representantes políticos, libremente elegidos, de acuerdo con unas normas establecidas que regulan el funcionamiento de los partidos políticos. Pero esta delegación de funciones no anula el derecho del pueblo para intervenir directamente en su destino. Pues la democracia no es votar cada cuatro años, como afirma este portavoz cuando dice que si quieren intervenir en las decisiones que se presentan a las elecciones; al contrario, la democracia es participación de la sociedad civil en la vida política.
Cuando se acercan las elecciones los políticos se desgañitan gritando: ‘Habla, pueblo, habla / habla sin temor / no dejes que nadie / apague tu voz’. Pero una vez que el pueblo ha hablado y los partidos se han hecho con el poder lo que sucede es que muchas veces, en vez de escuchar al pueblo, interpretan su mandato como un cheque en blanco para hacer su voluntad que no siempre coincide con los intereses del pueblo.
Y cuando los partidos políticos usurpan la voz del pueblo, se cae en lo que todos conocen como la ‘dictadura de los partidos’ e incumplen el contrato que con el pueblo tienen suscrito.
Sobrados ejemplos de esta actitud tenemos a lo largo de la historia en los que la voz del pueblo fue usurpada en beneficio de ciertas ideologías o de partidos políticos que usurparon la voluntad popular. Eso y no otra cosa fue lo que hizo, por ejemplo, el alcalde del PSOE de Ribadeo cuando en el pasado mandato se definió a favor del relleno de la ría, después de haberse manifestarse con el pueblo en su contra y haberse comprometido a respetarla en su programa electoral.
Con actitudes como las que ahora mantiene el portavoz del PP, receloso del protagonismo del pueblo, España no habría conocido el levantamiento del dos de mayo contra los franceses, que devolvió a la nación su dignidad. Con actitudes como esa, la revolución francesa, que proclamó los principios de libertad, igualdad y fraternidad, no hubiera existido y aún seguiríamos bajo el absolutismo.
Por ignorar la voz del pueblo que pedía otro trazado, hoy tenemos la autovía del Cantábrico alzada como una muralla que divide en dos nuestra rasa costera en Vilaselán y Piñeira y atenaza la expansión de Ribadeo.
¡Que se presenten a las elecciones!, exigía este portavoz, ignorando el derecho del pueblo a manifestar su opinión. Cuando los políticos van por senderos distintos a los del pueblo a quien representan es la calle el único recurso que le queda a la gente para expresar su voluntad. Pues el derecho del pueblo a protestar nace del hecho de ser ciudadanos y pagar los impuestos. Y quien trate de restringir los derechos y la libertad del pueblo a manifestar sus ideas y sus opiniones sobre su propio destino, como hizo el autor de estas declaraciones, está atentando contra la misma esencia de la democracia y utiliza los mismos principios del régimen anterior cuando elegía los alcaldes a dedo amparándose en la falacia de que el pueblo no estaba preparado para tomar decisiones.-