“Si te cansa que hablemos de machismo, imagina sufrirlo cada día” Cartel feminista en un balcón de la plaza de Olavide. |
EL FUTURO ASOMA POR LAS PUERTAS DE LOS INSTITUTOS
19 de marzo de 2021
No hace falta ser un observador muy sagaz para percatarse de como las ideas excluyentes, como las agendas centradas en los problemas de la identidad nacional, la exclusión de los extranjeros e inmigrantes, el rechazo al islam y otras temáticas cercanas se están convirtiendo en el eje del debate social y político de nuestro tiempo. La batalla cultural se hace transversal país a país y los ciudadanos del mundo entero que se tienen que enfrentar a circunstancias muy diferentes en función de su clase, su procedencia social o sus circunstancias económicas se sienten convocados a discutir, que no dialogar, casi sobre los mismos temas y con idénticas aproximaciones. La agenda política se estrecha y se focaliza en algunos grandes asuntos.
Uno de los debates políticos de nuestra actualidad española que me tiene fascinado es el de la ley Trans y por extensión el de la igualdad de los géneros sexuales y hasta de la propia existencia real de los mismos. No crean que es un debate exclusivamente español. Todos los conceptos, palabras nuevas, y no tan nuevas, que se utilizan como munición de guerra: género fluido, identidades, teoría queer, feminismo heteropatriarcal versus transfeminismo, binarismo así como la constante participación de pensadores muy influyentes que dedican todo su tiempo a esta temática y ocupan portadas de periódicos y medios de de comunicación como Judit Butler o Paul Preciado, le hacen a uno pensar como de cambiado está el mundo.
Hagan ustedes un experimento. Busquen esas palabras, esos nombres, en la wikipedia y procuren sacar algún provecho de su lectura. Luego me dicen.
Más allá del paisaje de patinetes y cambios en la fisonomía o fisionomía, como gusten, de las ciudades debido a la desaparición de tanto comercio tradicional existe un fenómeno urbano muy llamativo. El cambio, la diversidad de vestimentas, de adornos, de maquillajes, de nuestros adolescentes. Es todo un espectáculo. Cuando coincides con la entrada o la salida de los institutos te quedas extasiado. Parece que vamos a una sociedad muy barroca en cuanto a las apariencias sexuales en contra de lo que pronosticaba hasta ahora la ciencia ficción: la uniformización sexual, la desaparición de las diferencias formales entre los sexos.
Los hombres tenemos tendencia a hacernos los locos sobre estos temas. Primero por comodidad y vagancia. Luego por suficiencia. Y perplejidad. Filosofía, ciencia, biología, sociología, lingüística, psicología y psiquiatría. Demasiadas dimensiones. Pero hay que hacer un esfuerzo. Pienso que el mundo está cambiando brutalmente. Están desapareciendo muchas de las barreras que marcaban la forma de vida dual entre hombres y mujeres. El trabajo va desprendiéndose de factores relacionados con la fuerza o el dominio. El acceso al conocimiento es universal. Y la robótica, la inteligencia artificial y la ciencia de los datos hacen que muchas de las profesiones del futuro sean accesibles de manera universal. Si unimos a ello el avance en las posibilidades de las redes de comunicación y la velocidad de los procesos de gestión de la información el trabajo se libera en gran medida del factor movimiento físico de las personas. El teletrabajo va mucho más allá de ser un mecanismo de gestión alternativo a la existencia de oficinas, talleres o fábricas. En la distancia corta del Zoom las diferencias de estilo de vida, las características físicas, hasta el olor de las feromonas deja de tener importancia. Oculto de la pantalla quedan nuestros pantalones o faldas.
Esos cambios lo ven venir las nuevas generaciones. Los chicos y las chicas se dan cuenta que no van a vivir en un mundo en el que los géneros determinen el trabajo ni la forma de vida. Que van a ser otros factores los determinantes. Desaparecen los oficios de género con toda seguridad. Bien por la misma dinámica de igualdad o por el acceso igualitario al conocimiento o bien por la penuria y escasez de puestos de trabajo tradicionales el caso es que vamos a un mundo menos determinista desde el punto de vista sexual. Elegir el aspecto físico, la indumentaria y el estilo de vida pierde significado o se convierte, paradójicamente, en un impulso vital de diferenciación. Y tan importante como eso, posiblemente mucho más, está la opción de los sentimientos, la identificación con los roles sexuales o la búsqueda de nuevas identidades.
Entender el concepto de que el género es una construcción cultural puede ser difícil pero nunca tan difícil como aquello que constituye la esencia del pensamiento: en el principio fue el verbo. Desde ese punto de vista hasta la naturaleza es una construcción mental. No hace falta rescatar a Platón para avalar esa imagen. Creo que el movimiento feminista, todas sus corrientes, tienen una riqueza verbal y una capacidad de construcción de imágenes tan sugerentes que nos llevan a una nueva época barroca. Desde ese punto de vista no es tan extraña, y no es una casualidad, la dimensión, el acercamiento del feminismo al mundo del arte y del teatro.
No sabemos qué nos va a deparar el futuro. Lo único que sé es que el feminismo es más que un movimiento de liberación al servicio de la igualdad de los seres humanos y de la emancipación de una enorme masa de mujeres del mundo entero. Es una corriente filosófica al servicio de la liberación del conjunto de la humanidad. Tiene una profundidad que escapa del corsé de estos debates ideológicos y culturales para pasar a convertirse en la corriente, junto con el ecologismo, que salvará al mundo. Y con ese triunfo el sentido actual del juego de roles entre mujeres y hombres, entre diferentes formas de entender el sexo y la sexualidad tendrá componentes muy distintos y lo que hoy nos parece extravagancia lo asumiremos como “lo natural”. Siento que hasta la ciencia ficción tiene explicaciones e imágenes mucho más potentes que el debate teórico actual, hoy tan cargado de excesos, para entendernos entre todas.
Cuerpo a tierra que creo que estoy de excursión por las Alpujarras de las grandes palabras. Es lo mismo que está pasando en el debate de la ley Trans. Demasiadas palabras. Es solo una ley para ordenar y facilitar la vida de aquellos de nuestros conciudadanos que luchan para no pagar un precio civil, social, político por manifestarse y vivir de acuerdo con su identidad sentida. Creo que hay demasiada verborrea ajena al objetivo de la ley y que muchos, y muchas, están peleando por demasiadas cosas al mismo tiempo. Un poco de sosiego no vendría mal.
POSDATA
Siguen los sueños. Algunos son irreproducibles por lo caóticos. Otros por su poca gracia. Pero otros resultan extraños por llamativos o llamativos por extraños.
Esta noche tocaba pasear por el barrio. Ha sido un sueño muy organizado. Parecía haberme convertido en un inspector de placas callejeras. Misteriosamente todos los rótulos de las esquinas habían sido renombrados. Mi plaza se llamaba plaza de Nomeolvides.
La calle de Fuencarral calle de la Crueldad. Hortaleza era Ofensa. Eduardo Dato paseo de los Segadores. Cardenal Cisneros era Traidores de Turquía y vagamente recuerdo alguno más. Si, Quevedo tenía un nombre como africano, algo así como glorieta de Tombuctú o de Ogadoudou. Y poco más. Trato de encontrar un sentido. No lo encuentro. Una premonición de cambio. Una revolución administrativa. Una reconstrucción por pérdida de memoria. Vaya usted a saber.
Dejemos el sueño. Despertemos. Las calles de Madrid cambian de nombre con facilidad histórica pero la política madrileña tiene unos componentes de permanencia pétreos. Nos gusta el espectáculo. Madrid ha sido ciudad de autos sacramentales, de ejecuciones en patíbulo multitudinarias, de grandes ceremonias para recibir, casar o despedir a reyes. Hoy el espectáculo se llama proceso electoral y está alcanzando categoría de gran espectáculo. A medias circo, a medias drama funeral. Gestos toreros en el paseíllo previo a la ceremonia de la plaza de toros. Ya saben que en Madrid, rompeolas de todas las Españas según Machado, algunos nobles entregarían hasta sus palacios para vestir una tarde de luces en la monumental y los torerillos estarían dispuestos a casarse con marquesas del trueno para alcanzar la gloria de las noches palaciegas. Para qué más comentarios. Luego todo se sabe.
Besos para todas. Y hoy en particular besos, abrazos, arrumacos y apapachamientos especiales a los josés, las pepas y pepitas y a todos los que estén amparados por el noble nombre de San José. Y a los papás.
Ángel