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Segunda parte del Diario de un Confinado en Olavide. SENTIDIÑO. Ángel Alda


SENTIDIÑO

Miércoles 8 de julio

La lengua gallega emplea los diminutivos con la maestría propia de los pueblos sentimentales. Lo que en castellano suena extemporáneo, y hasta cursi, en gallego cobra altura poética. Hagan la prueba con Rosalía de Castro y traduzcan literalmente alguno de sus poemas.

Uno de esos diminutivos, SENTIDIÑO, es un ejemplo de esa virtud filológica. Es algo más que el sentido común o que el bon seny catalán. Es la cualidad, la capacidad, de señalar la centralidad, el punto sensible, el mejor comportamiento posible.

En Ribadeo lo están usando como eslogan principal de la publicidad a favor del orden social, de la etiqueta necesaria en nuestro caminar por la ciudad o de comportarse en el interior de los comercios. La distancia social, las mascarillas…

Y falta que hace. Navegar las calles en medio de la campaña electoral, entender el sinsentido del confinamiento comarcal que el gobierno gallego ha decretado y vivir la crisis social que la pandemia del coronavirus está provocando exige todo el sentidiño posible, la mejor inteligencia.

Quería haber encontrado una imagen que resumiese el mundo, la vida cotidiana de la Mariña de estos días y no he sido capaz. He tenido que montar un collage con cuatro fotos que les comento. La primera es un escaparate con el mensaje del sentidiño. La segunda un detalle anónimo de una cola de recogida de ayuda alimentaria que el Concello de Ribadeo reparte todos los días, se dice pronto, a decenas de familias afectadas por el desempleo y la crisis. Les puedo asegurar que nadie se queda sin ayuda. La tercera es un conjunto de carteles de una campaña electoral que ya ha dejado de tener sentido para los vecinos, de hecho la gran mayoría de los ribadenses pide su suspensión. Y la cuarta es la del alcalde de Ribadeo, Fernando Suárez, concediendo una entrevista a una televisión. Fernando, y con él todos los vecinos, no entiende que con uno o dos contagiados en el pueblo se les haya confinado. No sólo eso. Resulta que los únicos visitantes posibles son los vecinos de otros pueblos de la comarca en los que se están viviendo contagios muy numerosos. Parece que el sentido común dictaría confinar aquellos puntos, barrios, locales, hasta pueblos si me apuran, en los que la epidemia esté desbocada o fuera de control. Pero no otros pueblos por mucho que pertenezcan a la misma extensa comarca. Resulta que el gobierno de la nación necesita para ordenar el confinamiento declarar el estado de alarma y someterlo a la aprobación parlamentaria. Pero un gobierno autonómico puede cerrar a cal y canto una comarca de 1700 km cuadrados, un poquitín menos que toda la provincia de Guipúzcoa ¿ven ustedes que poco expresivo es el diminutivo castellano?. Y además sin necesidad de refrendo parlamentario, ni siquiera judicial.

Puede que a propósito de esto tengamos que explicar otra palabra muy conocida por los gallegos.

¿Saben ustedes algo sobre el caciquismo?

Vayan estudiando el tema que mañana les pregunto.

Besos

Ángel


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