¿Quién ha ganado?
Como en el anuncio.
¡Depende!. Como en la canción. ¿De qué depende?. De los
beneficios o perjuicios que nos toquen en consecuencia con la
administración del poder popular otorgado -prestado- a los
representantes en el Parlamento de Galicia.
¿Tiene suficiente
representación A Mariña en la Cámara Legislativa ubicada en
Compostela?. ¡Depende!. No es cuestión de número. Es cuestión de
voluntad y sobre todo de respeto al territorio y sus habitantes. Pero
para ello resulta imprescindible reflexionar sobre las relaciones
entre sociedad civil y el espacio para la política.
Tras conocer los
resultados del voto en las urnas, me di un paseo por algunos de los
lugares emblemáticos en las demandas de la sociedad civil, los que
votan y los que no votan, los que lo hacen con una papeleta o con
otra, da lo mismo, se trata de hacer uso de las excelencias del
sistema democrático -votar y promover la continuidad o la
alternancia- Descubro las máquinas -paradas y muy a la vista- de la
“eterna” obra para adecuar una vía de comunicación
terrestre entre Viveiro y San Ciprián. Descubro el ambiente de
¡completo! en el Hospital da Costa. Eterna promesa de unos y otros
sobre ampliación, plan funcional, gestión descentralizada,
soluciones para las esperas, virguerías para poder aparcar,
declaración de Hospital General o Comarcal a las órdenes del HULA y
sus colaboradores -Polusa y Ojos Grandes- Por cierto, ¡preciosa la
maqueta ubicada en el hall de entrada!.
Me voy a escuchar a mis
amigos de Celeiro. Indignados con la política pesquera. Mientras los
boniteros españoles han tenido una mala campaña, los franceses
aprovechan nuestros errores y se forran. Reparo en la cantidad de
esqueletos de cemento que dejó la explosión de la burbuja
inmobiliaria. ¿se van a quedar ahí compitiendo con nuestro
románico?.
Casi no me atrevo a
pronunciar el nombre. ALCOA. ¡Cuidado con lo que dices!. Ya no se
trata de evitar el legítimo derecho a usar el dique norte. Ya no se
trata de saber porque el Presidente en funciones del Gobierno de
España, se olvidó, en su estancia por San Ciprián, de tranquilizar
a los que miran la actividad de la factoría aluminera. Es que hay
miedo. Por eso, la sociedad civil de esta Mariña, ni se ha dado por
enterada de la condena judicial a la factoría, por vertidos de
flúor. ¿ALCOA contamina?. ¿En el proceso de transformación de la
bauxita en aluminio se producen vertidos de flúor, cadmio y cromo?.
¿Qué efectos tienen sobre la salud de los habitantes del
territorio?. ¿Cuántos escapes de sosa se han producido en este
último ejercicio?. ¿Porqué se hacen seminarios -que me parece muy
bien- para prevención de riesgos laborales, y no se explica qué
medidas se toman para controlar los vertidos?. ¿Qué pasa con los
lodos rojos?. Cuando hago mis frecuentes viajes desde Morás a
Portocelo, siempre descubro una balsa (?) repleta que me hace
recordar lo que sucedió en Hungría.
Uno de los episodios más
indignantes de la oprobiosa, tenía lugar cada primero de mayo. Los
trabajadores de las diferentes regiones de aquella España cañí,
iban en autobuses, con bocatas, a bailar en el Santiago Bernabéu en
señal de adhesión inquebrantable a sus excelencias. Muchos mítines
de las campañas electorales me traen a la memoria tal espectáculo
de sumisión e indignidad por parte de la sociedad civil en un Estado
Constitucional que garantice los derechos fundamentales y sociales en
cada territorio-circunscripción electoral. Es decir, están
obligados como representantes de los ciudadanos, muy por encima de la
perversa disciplina al partido político.