14 de abril de 1931. Puerta del Sol. Foto de Sánchez Portela. |
“Martes, 14 de abril de 2020
He decidido salir a la calle todo el día. Y no he encontrado fecha mejor para hacerlo que la del 14 de abril de 1931.
Al igual que hoy podemos afirmar que la gran mayoría de los madrileños permanecemos encerrados, aquel 14 de abril no quedó un alma en casa. Parecía, por las crónicas que hemos tenido ocasión de leer, que la ciudad levantaba un largo periodo de confinamiento, en este caso político, y las masas interpretaban que ya era hora de levantar el vuelo y respirar el aroma de la primavera en las calles.
Hablando de calles. Me estoy preguntando estos días la relación entre ciudad y peste. Es tan evidente que han sido muchos los urbanistas a lo largo de la historia que han tratado de dar respuesta a ello. Todo el plan de Ensanche de Madrid responde a ello. La vieja cerca de la ciudad concentraba la población en barrios insalubres. Las pestes, las epidemias se ensañaban con unas poblaciones por lo demás pobres y debilitadas por condiciones de vida y de trabajo infames. El Plan Castro de 1860 daba respuesta a esos hechos en sus propios términos. Chamberí, Salamanca y otros proyectos trataban de abrir grandes avenidas y bulevares a la manera parisina con la intención de promover la aireación y la higiene de los nuevos barrios. Aquello supuso un enorme cambio para las clases medias madrileñas.
Quedaba encontrar solución para las clases trabajadoras y populares. Y para ello el impulso llegó desde los sindicatos y las organizaciones obreras con todos los proyectos de casas baratas y colonias obreras de la ciudad. Y sobre todo con el talento de un hombre como Arturo Soria que con la Ciudad Lineal abrió la puerta a conceptos urbanos que aún hoy nos parecen revolucionarios. Por cierto que este año se celebra el centenario del fallecimiento del genial promotor y urbanista. Mi prima Cristina, en homenaje a su bisabuelo, ha creado una hermosa página, legadoarturosoria.es. Es un impresionante centro de recursos sobre la vida y la obra de aquel gigante.
Ojalá hoy contasemos con unos pocos como él. A mi me sacaba del apuro. Resulta, no se si en alguna de estas crónicas ya lo he contado, que sueño mucho y al contrario de lo que me resulta habitual, recuerdo con gran precisión alguno de los sueños. El de hoy es preocupante. El gobierno abre una lista de voluntarios para hacerse cargo de alguna de las miles de empresas abandonadas por sus propietarios por causa de fallecimiento sin herederos o por caída de actividad. Me apunto a la lista por patriotismo y porque no tengo otra cosa que hacer y me toca un hotel en el barrio que está cerrado. Tiene veinte empleados en un ERTE pero hay que seguir pagando suministros, mantenimiento y algunos gastos generales. No hay dinero en caja pero el gobierno da préstamos y ayudas a fondo perdido. En que lío me he metido. Prometo seguir hablando del tema si es que el sueño retorna por las noches.
Lo dejo aquí, el surtidor de la fuente de la plaza empieza a funcionar y altera el ritmo de la música del silencio y de los coros pajareros que la acompañan. Que ruidos más infernales. Un dispositivo que tenía como función ofrecer una especie de cortina musical a los habituales ruidos de fondo del tráfico urbano hoy se ha convertido en una escandalera. Maldito ayuntamiento.
Hasta mañana.
Ángel“