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DE TRAMPAS Y DE TRAMPOSOS. José María Rodríguez Díaz (2007)


   De novo, ‘verdades universais’ aplicables ó longo do tempo en Ribadeo (‘Por una parte, con esa actitud se abre el camino para futuras
ilegalidades que, en espera del gestor corrupto de turno que las
legalice, se seguirán cometiendo.
‘), esta vez dirixidas contra o alcalde daquela, Balbino Pérez Vacas, en función dunha actividade dos concellos capaz de xerar abondo lucro, a xestión da arquitectura e urbanismo.

   Neste caso, pola redacción, é evidente que o artigo se escribiu en dous momentos diferentes, separados máis de 24 horas, cousa a ter en conta para a súa interpretación.

Martes, 17 de abril de 2007


DE TRAMPAS Y DE TRAMPOSOS


• Publicado por jmrd_ribadeo a las 21:53

Está estos días de candente actualidad la iniciativa del alcalde de Ribadeo que trata de dar carácter legal a las ilegalidades urbanísticas cometidas en esta villa, referidas a las alturas de ciertos edificios. Es decir, de que entren en el mundo de la legalidad por la puerta de atrás. Algo que podría llamarse: blanqueo de edificios. Y, ante esta actitud, es obligado hacerse la pregunta de siempre: ¿Qué intereses mueven al alcalde? Cui prodestá -¿A quién beneficia esta operación?-


Todos saben que en esta villa se vienen construyendo, con ‘trampa’, ciertos edificios, la mayor parte de ellos desde que este alcalde gestiona la alcaldía. Edificios que no cumplen con las normas establecidas en los planes urbanísticos que regulan la actividad de la construcción en este concejo. Una actitud que choca, en ventajosa competencia, con aquellos otros promotores que ajustan su actividad a las normas establecidas. Porque ‘tramposo’ es quien, con disimulo, contraviene una ley o la elude, con miras al provecho propio. Una actitud que no es ajena a los más primitivos sentimientos de rechazo por parte del pueblo. Es la actitud de aquellos que, haciendo de su capa un sayo, y con el consentimiento de los gestores municipales, que, intencionadamente, miran para otro lado, buscan sólo el beneficio derivado de la práctica del amiguismo o la especulación, en perjuicio de los intereses del pueblo. Y los ‘tramposos’ son varios y de distinta tipología. Unos lo son por acción y otros por omisión. Quien logre ponerles nombre se quedará sorprendido.


Y esto es muy grave. Es grave porque estas actuaciones nos están llevando a un tipo funesto de urbanismo del que sólo se aprovechan los especuladores y quienes los apoyan. Pero es más grave, sin duda, la actitud de quienes, teniendo la responsabilidad de velar por los intereses generales del pueblo, como son los gestores municipales, miran para otro lado, amparando, con su actitud, estas actuaciones tan perjudiciales para la villa y que se ha de ver obligada a cargar para siempre con ellas.


¿Y quienes son los ‘tramposos’? Los promotores sin escrúpulos y sus cómplices que, so pretexto de servir al pueblo, se proclaman los mesías salvadores que vienen a ofrecernos el paraíso. Esos que, sucumbiendo a las presiones de los dona ferentes, pretenden ahora colarnos, por la puerta de atrás, las consecuencias de sus ‘trampas’.


Las secuelas que se derivan de las actitudes de estos ‘tramposos’ no carecen de importancia. Por una parte, con esa actitud se abre el camino para futuras ilegalidades que, en espera del gestor corrupto de turno que las legalice, se seguirán cometiendo. No en vano dice el axioma que ‘quien hace la ley, hace la trampa’. Por otra parte, se crea un agravio comparativo hacia aquellos otros promotores que respetan la normativa vigente, sacrificando sus intereses.


Y surgen ahora algunas preguntas. ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Qué gestión se hace desde la administración local? ¿A quién se protege con estas actitudes permisivas? ¿Qué control ejercen sobre estas actuaciones ‘tramposas’ los órganos de la administración superior? ¿Van a seguir siendo las ‘trampas’ la moneda corriente en el gobierno local? Sería interesante que el pueblo supiera quienes son los personajes que se esconden detrás. Sin duda que habrá vecinos perjudicados: los infelices que se fiaron del sistema. Pero, ¿quién es el responsable del perjuicio? ¿Lo es, acaso, el pueblo para que tenga que pagar las consecuencias? Y justifica el alcalde esta actitud contándonos sus milongas de que es necesaria esta legalización ‘porque non se poden facer tellados de pizarra que no desaugue en Ribadeo’. Da la impresión de que el alcalde de Ribadeo cree que pastorea un rebaño de ovejas que caminan unidas, lana contra lana y con la cabeza baja. ¿O tendrá razón el alcalde? El desagüe de las aguas de los tejados no es un problema urbanístico. Es un problema que los técnicos deben solucionar y que nada tiene que ver con la legalidad urbanística. Afirma, asimismo, defender a los vecinos con esta actitud legalizadora. ¿A qué vecinos se refiere el alcalde? ¿O es que no son vecinos la gente de Ribadeo que tiene que caminar por calles ensombrecidas y sin espacios para aparcar por culpa de la densidad de población que generan tales alturas? ¿O es que no son vecinos todos aquellos que se sienten discriminados por este trato de favor a ciertos amigos?
A estas horas, cuando escribo estas líneas, está convocado un pleno para tratar de ‘amañar’ estas ‘trampas’. Desconocemos cual va a ser el comportamiento de las otras fuerzas políticas, representantes del pueblo, en el pleno que trate este tema el próximo martes. De ahí saldrá una foto, sin duda, en la que cada uno de ellos quedará retratado.


Y la foto ya está hecha. El pleno se ha celebrado. Las pretensiones del alcalde socialista han sido rechazadas. El PP se lava las manos posponiendo una legalización parcial y dejar para otra futura ocasión la solución del problema restante. Y el BNG, socio del alcalde en el gobierno, en una intervención magistral, tanto en la forma como en el fondo, dice que cada uno cargue con las consecuencias de sus errores, que Ribadeo es algo más serio que eso. Y así las cosas quedan como estaban sin que nadie, salvo el BNG, se atreva a exigir responsabilidades a los responsables. Finalmente de desestima la pretensión del alcalde, con la abstención del Sr. Fernández-Reinante, los seis votos en contra del PP y los tres del BNG y los tres votos a favor del PSOE. Por lo tanto las infracciones urbanísticas van quedar como estaban. ¿Quién va a pagar las consecuencias de la mala gestión municipal? El pueblo, como siempre.

José Mª Rodríguez

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Nota: Pode verse a acta do pleno ó que se refire José María aquí.


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