Ribadeo e as miñas cousas (chámalle Blog / Weblog / Bitácora / Caderno … )

UNA VISITA AL CASTRO DE AS GROBAS. José Mª Rodríguez Díaz (2006)


   Artigo publicado por José Mª Rodríguez Díaz no seu blog O Cargadoiro o
25 de outubro de 2006. Trata dun dos seus tema preferidos, cos que se sentía máis a gusto: os castros. 

Miércoles, 25 de octubre de 2006


UNA VISITA AL CASTRO DE AS GROBAS


• Publicado por jmrd_ribadeo a las 19:59

A pesar de haber sido bastante anunciada y de la radiante tarde de sol que favorecía el paseo programado para visitar el castro de As Grobas, el día 14 de octubre, fueron pocos los ribadenses que participaron en el. Sólo un grupo de personas que, caminando, nos dirigimos al castro, atravesando el bello paisaje de la planicie de Vilaselán.


Recibe el nombre de As Grobas por los fosos que hay en su terreno. Groba en gallego significa depresión, quebrada, foso. Una palabra de origen germánico que nos dejaron los suevos. Está situado en Vilaselán, en una ligera altura de la planicie costera. Llegados allí nos dedicamos a recorrerlo, siguiendo los pocos senderos que permiten cruzarlo. Situados en su interior, pudimos contemplar la planicie ovalada de lo que fue el poblado, con sus tres o cuatro murallas y fosos profundos que conforman sus defensas dispuestas en círculo, como es habitual en los castros. Al contemplar la amplia superficie que abarca la zona central del asentamiento, en donde, quizás, vivieron nuestros antepasados celtas, antes de hacerlo en lo que es hoy Ribadeo, nos percatamos de la magnitud e importancia que debió de tener si lo comparamos con otros muchos castros, ya excavados, que gozan de gran renombre e importancia turística y cultural, como pueden ser el de Coaña o Viladonga. Un castro que puede esconder interesantes muestras de arquitectura castreña e información científica. Pero los tesoros que esconde en sus entrañas permanecen ocultos. Sólo tenemos constancia de una diadema de oro, el hallazgo más importante y más instructivo de la orfebrería ibérica, encontrada por casualidad, que hoy figura en el museo del Louvre, en París. Una pieza, como dice Francisco Lanza, ‘de gran interés artístico e inapreciable valor arqueológico’. Sin contar lo que algunos vecinos oyeron decir sobre empuñaduras de espadas en oro y otras cosas que aparecieron allí. Es de resaltar el impacto que nos produjo la extraordinaria belleza de los acantilados que lo limitan y las vistas que desde allí se contemplan. Lo demarca por el oeste un antiguo regato del que posiblemente tomaran el agua los celtas allí residentes y que corre grave peligro de desaparecer por las inminentes obras de la piscifactoría que se pretende construir.


Fue una experiencia que nos sugiere dos valoraciones. La primera, referida al pasotismo en que vive sumergida la gente de Ribadeo hacia todo lo que signifique preocupación por los recursos e intereses de su propio concejo; pasotismo, del que son fiel reflejo las autoridades locales que lo gobiernan. ¿A dónde se han ido aquellos ribadenses, -de que nos habla Victor Moro en su artículo Retroceso alarmante de Ribadeo-, entregados generosamente a la defensa y mejora de la villa y de sus gentes??


Otra lección no menos importante, y tan dolorosa como la anterior, fue el comprobar in situ el lamentable estado de abandono en que se encuentra el que puede ser uno de los mejores castros de la provincia, y uno de los mejores exponentes turísticos y culturales de Ribadeo. Hace años la maleza era rozada por los antiguos propietarios de los terrenos y se podía apreciar desde lejos la configuración de la estructura del castro, con sus murallas y fosos. Actualmente yace enterrado bajo una densa capa de matorral que oculta su aspecto a la vista de los visitantes.


¿Qué futuro le espera a este tesoro cultural y turístico? El abandono al que está sometido lo puede convertir en presa fácil de la piscifactoría que se va a construir en sus inmediaciones. Sería un grave atentado del que todos seríamos responsables, empezando por los gestores del municipio, en quienes no se aprecia la menor intención de protegerlo y recuperarlo. El alcalde, tan aficionado a los convenios salariales y urbanísticos, en vez de tratar de recuperar este castro mediante un convenio con la universidad, se entretiene jugando y gastando nuestros dineros, construyendo pequeñas imitaciones de ridículos castros artificiales junto a la oficina de turismo, para deslumbrar a los tontos. Las actuaciones de este alcalde me recuerdan aquel dicho de Horacio: parturient montes, nascetur ridiculus mus. ‘Se pusieron de parto los montes con grandes gemidos y nació un ridículo ratoncito’. Prometió mucho y no hizo nada.-

José Mª Rodríguez

Outros Artigos de José María.


Deixa unha resposta

O teu enderezo electrónico non se publicará Os campos obrigatorios están marcados con *