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A por el tercer confinamiento. Diario de un confinado en Olavide. Ángel Alda


 A POR EL TERCER CONFINAMIENTO

Que levanten la mano aquellos que hayan vivido tres confinamientos. No veo a muchos entre el público. Creo que al final de todo entregarán una medalla a los ciudadanos que hayan sufrido tres o más periodos de encierro local. Se busca nombre y diseño para la medalla

Y ahora vean la ilustración que les he enviado. Es de 1870 y apareció en la revista satírica La Flaca que se editaba en Barcelona durante el periodo conocido como el Sexenio Revolucionario o Democrático. Una época de nuestra historia realmente convulsa entre la revolución del 68 y la restauración borbónica del 74. Amplíen todo lo que puedan la foto y verán resumidas las circunstancias políticas en las que se desarrollaban los episodios epidémicos de aquellos tiempos. Nada que envidiar a los actuales. Enfrentamientos, cuarentenas, confinamientos y entierros. Quiero decir que poco hemos evolucionado. El espectáculo al que asistimos estos días así lo demuestra. 

Pero dejemos la epidemia a un lado aunque solo sea por aburrimiento y pensemos un poco en la suerte de vivir en estos tiempos en los que sabemos que la ciencia está en condiciones de ofrecer una respuesta en pocos meses y solo se nos pide un poco de cautela y de sentido común. Aunque todo sea parecido nada resulta como entonces. Por lo menos en nuestro país. Miremos esperanzados hacia el futuro y crucemos los dedos.

Hemos vuelto a la normalidad doméstica y con ello a volver a ver la televisión. Gran error. Menos mal que de vez en cuando ponen buenas películas antiguas y que todavía se estrenan series entretenidas. Pero todo lo que es el género informativo y de entretenimiento, francamente, resulta un tostonazo colosal. También hemos recuperado los grandes paseos por la ciudad, vicio que parece que en esta ocasión no nos va a ser arrebatado. 

La casa se llena de nuevos libros. Los compras con ilusión. Los ordenas con primor en las mesas hasta que la acumulación consigue crear una estructura, un amontonamiento en el que encontrar nuevos sentidos. Te han hablado de nuevos y nuevas novelistas que no conoces. Nacen como por generación espontánea antologías de poesía. Tienes a tu alcance reflexiones filosóficas o culturales que esperas que iluminen tus horas. Sabes que lo que estás viviendo algún día será objeto de historia y te preguntas que cosas de las que nos pasan terminarán teniendo importancia y que otras quedarán como espuma del tiempo. Lees a clásicos como Larra y encuentras joyas como esta:

“Hay entre nosotros unos pocos hombres que andan jugando a la gallina ciega con nuestra felicidad, y que tienen el raro tino de hacer siempre las cosas al revés.”

No me digan que no cuadra esta preocupación con las de nuestros días. Sólo haría falta cambiar lo de hombres por personas. Hoy también son mujeres quienes juegan a la gallina ciega. 

Pero así, de preocupación en preocupación, transcurren las horas y hacemos tiempo para la llegada de la noche y pasar, entonces, la película de nuestros sueños y con ello la llegada de un nuevo día.

El sueño del día. Paso delante de una cola enorme de gente en una plaza de Madrid. Pregunto y me dicen que es la oficina de últimas voluntades. Donde se tramitan los testamentos. Ha habido durante muchos meses un parón administrativo en coincidencia con un incremento de las muertes. Al día siguiente paso por el mismo sitio y ha desaparecido la cola y hasta el edificio. En su lugar hay como un patio de colegio. Paso una especie de portalón y pregunto por el edificio desaparecido. Me contesta un hombre joven al que pienso que reconozco. Me lleva a un aparte y me pide discreción. Se han ido todos los funcionarios y se han llevado las herencias. Sólo nos han dejado a los nietos y un capital para que les cuidemos. Pero no pueden hacer esto. Si que pueden, lo acaban de hacer, menos mal que no han querido perjudicar a todos. Han salvado a los pequeños. A ver quién interpreta esto. Que locura de sueños.

Espero no haberme pasado de frenada lírica pero es que uno necesita saltar por encima del espanto diario de sobrevivir al nuevo confinamiento que nos espera.

Besos para todos

Ángel

POSTDATA

Nunca pensé que me gustaría asociar las palabras Trump y Positivo.

Esperemos que salga adelante, que no nos quiten el placer de ver perder las elecciones al Zanahoria en las urnas. No sería bonito. Bueno, bonito no se. Pero justo, no.


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