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Diario de un confinado en la plaza de Olavide. GRACIAS POR CUIDARNOS. Ángel Alda


Sábado, 28 de marzo de 2020



“Cultivo una rosa blanca

en junio como en enero

para el amigo sincero

que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca

el corazón con que vivo,

cardo ni ortiga cultivo;

cultivo la rosa blanca.”



José Martí



Vivir es convivir. Es compartir. Cuidar y ser cuidados. Para los confinados la esfera posible de la convivencia termina en las paredes de nuestras casas con una pequeña extensión sonora de balcón a ventana a las ocho de la tarde y los pequeños intercambios en los escasos momentos de salir a comprar e intercambiar el saludo más afectuoso con la gente que está al pie del cañón en comercios abiertos y farmacias.

Gracias a quienes nos acompañan. A nuestros compañeros y compañeras de encierro. Nuestra pareja. Nuestros hijos y padres. Nuestros abuelos. Compañeros de piso. Convivir es un ejercicio de solidaridad. De entrega. De amor. De cariño. Y no es fácil. Gracias.

Gracias a quienes cuidan a nuestros familiares, amigos y vecinos en los hospitales. A los celadores que les transportan. A los esforzados trabajadores y personal sanitario de las ambulancias. A todo el personal de los hospitales y centros de salud. Cocineros, administrativos, mecánicos. Técnicos de rayos y laboratorio. Y en particular a quienes nos tratan directamente en condiciones de riesgo para su propia salud. Personal de limpieza, auxiliares, enfermeras y enfermeros, médicos y médicas. Sabemos que os llegan nuestros aplausos. Y en el futuro os tendrá que llegar un reconocimiento social y político en forma de mejores condiciones de trabajo.

Gracias a las fuerzas de seguridad. A los policías. A la Guardia Civil. Bomberos. Protección Social. Empleados públicos municipales que siguen cuidando nuestro entorno. Que mantienen los sistemas de circulación y de control urbano. Vuestra labor va a ser de día en día más importante y decisiva. Y confiamos en vuestro criterio y capacidad de sacrificio.

Gracias también a los funcionarios y políticos que sostienen el peso de la administración de crisis. A los que forman parte de los servicios de gestión de hospitales, a los investigadores clínicos, epidemiólogos. A los que se preocupan de los suministros. A los que sirven a la comunicación. Gracias incluso a los políticos de la oposición que saben encontrar su sitio al servicio de la ciudadanía. Todos tenemos que aprender. Seguro que de día en día lo haréis muy bien.

Gracias a nuestros maestros y profesores que siguen atendiendo desde sus casas, desde sus ordenadores y teléfonos a nuestros estudiantes. Que están aprendiendo a galope las técnicas de la enseñanza a distancia. Esperamos de vosotros mucho más que el reparto de deberes y el suministro de enlaces y fuentes de documentación. Y hoy que los padres y madres se han convertido en piezas fundamentales de la formación de sus hijos, gracias a vosotros, verdaderos maestros. El orgullo por recuperar esa vieja misión solo os pertenece a vosotros. Puede ser el gran cambio que esta crisis produzca.

Y gracias a nuestros empleados de los super y de las tiendas de barrio. A los panaderos, fruteros, carniceros, pescaderos. Y a los bodegueros. A las cajeras, limpiadores. A los chicos del reparto. A los camioneros. A los de los mercados centrales.

Gracias a nuestros labradores y ganaderos. Habéis dejado las pancartas y tomado el huerto y la azada. Vuestras reivindicaciones tienen hoy más sentido que nunca. En el futuro conceptos tan difíciles y huidizos como la seguridad y la soberanía alimentaria formarán parte del debate social cotidiano.

Gracias a nuestros periodistas. A los que mantienen el pulso de la información diaria. A los que nos iluminan con su capacidad de entender lo inexplicable. A los que abren la puerta para que los ciudadanos expresen su dolor y hasta su ira. Gracias a nuestros kiosqueros.

Y, ya por último, gracias a nuestros niños. Son los verdaderos héroes de nuestro tiempo. A los bebés que nos regalan sus risas en los vídeos familiares. A los que alegran a sus abuelos en la distancia. A los que enseñan a sus padres a saber que cosas son las importantes.

Gracias a todos.

Hasta el lunes

Ángel


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